La idea de que quien trabaja con el Gobierno vive mejor, no se cumplía en Jeanauri. Pese a ello su madre se sigue preguntando: “No sé quién le habría metido en la cabeza eso de irse”. Era bachiller y había dejado de estudiar su carrera de Administración en Aduanas. En noviembre le contó a su madre la decisión de migrar. “Yo le dije que no se fuera, que esperara que le cumplieran la promesa que le habían hecho de darle un cargo” en la Alcaldía del municipio Colina, en La Vela. La joven insistió: “Me voy, mami, lo que me van a dar allí tampoco nos va a alcanzar”. No sabe cómo hizo Jeanauri para conseguir el dinero del pasaje. “Debe ser que lo reunió con lo que trabajaba”, afirma su madre, aunque reconoce que las matemáticas no le cuadran. Había estado en Curazao en agosto de 2017, pero la habían deportado inmediatamente.
No solo el de los viajes. Lo cierto es que desde Falcón han salido embarques de droga y hace parte de las rutas del narcotráfico que involucran a Venezuela. En La Vela coinciden en que San José de la Costa es “peligroso”. En este momento es noticia porque ocurrió la tragedia, como han catalogado al accidente del 10 de enero. “Dios avisó de muchas maneras que el viaje no convenía, pero uno no lo vio venir”, lamenta Génesis Vásquez, la novia de Jóvito, uno de los desaparecidos.
Foto: Lizaura Noriega. Estos vehículos escasamente pueden llamarse lanchas. Son canoas de madera con latón, como las que manejan los pescadores artesanales, pero le instalan dos motores y dos galones de combustible. Y ese día no fue suficiente. La embarcación no aguantó y todos sus tripulantes cayeron al mar.
Los días que estuvieron en la casa clandestina del pueblo pasaron hambre. “A veces comían solo una vez al día porque los familiares nos reuníamos y les enviábamos lo que podíamos. Eso lo montábamos en una buseta y ellos tenían que caminar hasta una parada para recoger el envío”. La primera salida fue en noviembre, y se devolvieron, las otras dos fueron en diciembre. “Él me llamaba todos los días en la tarde, tenía que subirse en algo para poder lograr conexión y un día me contó que tenían que bajar a las 2:00 de la tarde. Yo le pregunté qué significaba eso de bajar y me dijo que estaban en un cerro y tenían que bajar hasta la playa”, cuenta Génesis. Lo mismo hacía Jeanauri con su mamá.
Los nombres de los que están detenidos se desconoce. Eso no lo han hecho público ni el Gobierno de Curazao, ni el de Venezuela. Pero Iralí tiene fe de que Jóvito no está en ese grupo porque se lo contó la persona que le prestó a su hijo los 10. 000 de bolívares para que se fuera a la isla. A este hombre, que estaba ilegal en Curazao, lo deportaron la última semana de enero. Antes de devolverlo lo llevaron a la celda donde están los detenidos. “Él lo confirma.
“Un día me llamó y me dijo que habían aplazado el viaje y se vino para La Vela el 28 de diciembre, después de allí se fue al día siguiente y estuvimos comunicándonos solo por mensaje”. El 10 de enero, antes de que ocurriera la tragedia, ninguno de los viajeros se comunicó. Oliver Cuahurmatt, el esposo de Nereida, también volvió a su casa en diciembre. Estuvo desde el 26 hasta el 31. Regresó al pueblo esa mañana y el 5 de enero estuvo por última vez en su casa de La Vela. “El viaje se estaba posponiendo mucho. Una vez fue por el motor, después que unas bujías y después que otra cosa”, dijo Nereida.
Les pidió apoyo, que ayudaran a que desde Curazao no cesaran las búsquedas para poder saber de su hijo y de los otro cinco desaparecidos. Quiere que se regulen “ese tipo de viajes porque el peligro es que la gente prefiere morir en el intento, que quedarse aquí esperando nada”. San José de la CostaEn Venezuela hay hambre y eso hace que se comiencen a organizar redes de transportadores ilegales para llevar a los migrantes a otros lugares.
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